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Rogelio Barahona. Nacido el 16 de octubre del 1966 en Tremp (Lleida) por avatares del destino, pues mi padre trabajó toda su vida de agente forestal, nos trasladamos después a Madrid y al final a Abadiño (Bizkaia) teniendo yo cuatro años; este es el lugar donde mi familia se afinca definitivamente, por ahora.

Estudio hostelería en la Escuela Superior de Leioa (Bizkaia) a mediados de los años 80 y comienzo, desde este momento, a recorrer toda España con el fin de ganarme la vida con el oficio a la vez que lo aprendo, pues aún sigo en ello muchos años después.

Me estreno en la isla de La Palma, Formigal, Zaragoza, Bilbao, Abadiño, Basauri, Mallabia, Briviesca, Madrid, otra vez casa en Mañaria, de nuevo a Madrid, esta vez a Alameda del Valle y, como punto de inflexión, monto mi primer restaurante con hotel o viceversa en Villavieja del Lozoya, lo que considero un cambio importante pues es la primera vez que trabajo para mi mismo, lo cual no es bueno ni malo, solo diferente. Años después inauguro mi proyecto más personal hasta ese momento, el pequeño Urkiola Mendi en la Prosperidad el cual acaba desembocando en el actual Urkiola Mendi en Arturo Soria, proyecto que luego paso a intentar describir no sin antes hacer una breve puntualización sobre mi recorrido personal y profesional.

En todos estos lugares que he mencionado, sin extenderme, trabajé como ayudante de cocinero, jefe de partida, cocinero y pronto como jefe de cocina con la inquietud de quien está en pleno proceso de aprendizaje y resolviendo, de paso, su modus vivendi, lo cual es necesario por fuerza. Fueron hoteles de lujo, casas de comidas, asadores de pescados, macro restaurantes de cientos de clientes diarios y pequeños hoteles de pueblo, de todo. No tuve la oportunidad, en ningún momento, de trabajar con cocinero de renombre ni en restaurante de alta reputación, pero en todos aprendí mucho.

El actual Urkiola Mendi es un restaurante de cocina fundamentalmente vasca, muy de mercado, donde cambiamos el menú cada mes del año, donde he volcado todas las experiencias y estudios de estos últimos años. Resulta que, de todos modos, tengo la sensación de movimiento constante, pues el Urkiola que inauguré en Diciembre del 2003, no se parece mucho a lo que ahora creo que es nuestro local y espero que esto continúe así permanentemente hasta que me retire, si puede ser.