Energía de biomasa. Energía obtenida a partir de residuos de materia orgánica procedente de las actividades agrícolas, ganaderas y forestales, así como de subproductos de las industrias agroalimentarias y de transformación de la madera. Se utiliza para la producción de calor, electricidad y de biocombustibles para vehículos. La biomasa no contamina, porque el carbono es captado por los elementos vegetales (restos forestales, agrícolas…) que liberan oxígeno a la atmósfera. La central eléctrica quema la biomasa, devolviendo a la atmósfera el CO2 que captaron las plantas al inicio del proceso de fotosíntesis; por tanto, el resultado neto de las emisiones de CO2 a la atmósfera resulta nulo.

Energía eólica. Es una de las energías renovables más desarrolladas. Basada en la utilización de la fuerza del viento para generar, principalmente, electricidad, esta energía limpia e inagotable contribuye a reducir la emisión de gases perjudiciales y preservar el medio ambiente. De hecho, cada kilovatio-hora (kWh) producido con energía eólica tiene 21 veces menos impacto medioambiental que el producido por el petróleo, 10 veces menos que el producido a partir de la energía nuclear y 5 veces menos que el producido por el gas. La filial cotizada Iberdrola Renovables, S.A., en la que IBERDROLA es titular del 80% del capital social, lidera el mercado eólico mundial: su capacidad instalada ha ascendido en 2008 a 8.960 MW.

Energía hidráulica. Se basa en el aprovechamiento de la fuerza del agua en caída para generar electricidad. Como el resto de las energías renovables, contribuye a reducir las emisiones de CO2 producidas por la utilización de combustibles fósiles. Además, no produce residuos contaminantes y es inagotable gracias al ciclo hidrológico natural. En 2008, la electricidad generada por las centrales hidráulicas de IBERDROLA ha ascendido a 11.588 millones de kWh (el 8,2% del total producido por la Compañía).